SALMO DE LA ESPERA
por
el que estamos pasando,
momento
de crisis, momento de confusión y desesperación,
todos estamos esperando
que Tú actúes
porque
sólo Tú Señor tienes
el poder para acabar con el mal
que
se enseñorea por tu creación.
Nada
ni nadie está por encima de Ti,
Señor
de la vida, Señor de la paz,
Señor
del amor, Señor de la bondad,
Señor
de la misericordia; en fin, Señor de Señores,
Rey de reyes a Ti, el
poder y la Gloria por siempre.
Yo
confío en Ti, Señor.
Confío
en tu palabra
que
dice que la hierba mala irá al fuego,
pero
esta naturaleza humana
me
hace preguntarte:
¿Hasta
cuándo, Señor, permitirás que esta pandemia
cause estragos? Enséñame
a esperar confiado, Señor.
Concédeme la gracia de aceptar y esperar
tu
santísima voluntad, tu infinita sabiduría;
pues siempre quiero que
todo sea ya,
que sea como yo quiero y sé
que no es así
porque Tú siempre actúas en el momento adecuado,
en el momento propicio, en el momento preciso;
ni un día antes ni un día después, por eso esperare en Ti,
Señor, que todo lo
puede.
En
Ti, en tus benditas y poderosas manos
pongo
mi vida y la de mis seres queridos,
pongo mis bienes; todo es tuyo, Tú me lo
diste.
Confío que harás brillar sobre
mí y mi familia tu justicia.
Que tu
Santo Espíritu me conceda el don de la paciencia
para saber esperar, pues
quien espera en ti, Señor,
no será defraudado. Tú sostienes los brazos cansados
del que en ti espera. Somos muchos los que levantamos esos brazos
para rogarte
que termines con esta pandemia.
Escucha nuestras suplicas, Señor Todopoderoso y
Eterno.
Aquí esperaré confiado a que despaches
favorablemente mi ruego.
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