Biografía tomada de EWTN
Santa Rosa de Lima
(1586-1617)
"Rosa de Lima, la
más bella rosa que ha producido nuestro
continente, no dejes un solo día de rezar a tu gran amigo Jesucristo,
por este continente americano tan supremamente necesitado
de las bendiciones de Dios."
El
Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente
no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más
conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus
mortificaciones".
Nació
en Lima, Perú, en 1586 (año de la aparición de la Virgen en Chinquinquirá) fue
la primera mujer americana declarada santa por la Iglesia Católica. En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al
paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó
a llamarla con el nombre de Rosa. Y, el Sr. Arzobispo al darle la confirmación
le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el
mundo. Desde pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la
meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el
niño Jesús le decía: "Rosa conságrame a mí todo tu amor" y en
adelante se propuso no vivir sino para amar a Jesucristo.
Al oír
a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban perdidamente era por la
atracción de una larga cabellera o de una piel muy hermosa, se cortó el cabello
y se propuso llevar el rostro cubierto con un velo, para no ser motivo de
tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente a amar a Jesucristo. A
pesar de ello,
un joven de alta clase social se enamoró de Rosa y
quería casarse con ella. Sus padres estaban muy entusiasmados porque ellos eran
pobres y esto daría a la joven un porvenir brillante. Pero ella, aunque hubo
serios disgustos en la familia, les declaró que se había propuesto que su amor
sería totalmente para Dios y que renunciaba por completo a todo matrimonio, por
brillante que fuera.
Se propuso irse de monja agustina, pero el día en que fue a arrodillarse ante
la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de
monja o no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada.
Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de
moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y
le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me
vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea". Tan pronto pronunció
estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo
fácilmente.
Seguía pidiéndole a Dios que le indicara a que asociación religiosa debería
ingresar y de pronto empezó a llegar junto a ella cada día una mariposa de
blanco y negro y revoloteaba junto a sus ojos. Con esto le pareció entender que
debería buscar una asociación que tuviera un hábito de blanco y negro y
descubrió que eran las terciarias dominicas, unas mujeres que se vestían con
túnica blanca y manto negro y llevaban vida como de religiosas, pero vivían en
sus propias casas; pidió ser admitida y la aceptaron. Entonces vino a saber que
la más famosa terciaria dominica era Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se
propuso estudiar su vida e imitarla en todo y lo logró de manera admirable, se
fabricó una túnica blanca y el manto negro y el velo también negro para la
cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones religiosas del templo.
Pero sucedió que la gente admirada de su comportamiento empezó a señalarla y a
llamarla "la santa". Entonces ella que sabía que nada es tan
peligroso como la vanidad y el orgullo y el deseo de aparecer, se fabricó una
pequeña habitación en el solar de la casa donde vivía y allí se dedicó a
practicar por largas horas del día y de la noche sus meditaciones, sus
penitencias y sus muchas oraciones. Allí pasará el resto de su vida y solamente
saldrá para ir a misa o para socorrer a algún enfermo. Su
padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza.
Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto
en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras,
para ayudar a los gastos del hogar.
El demonio la atacaba de muy diversas maneras. Y las tentaciones impuras la
hacían sufrir enormemente. Además le llegaban épocas de terribles sequedades
espirituales en las cuales todo lo que fuera oración, meditación o penitencias le
producía horror y asco. Y fuera de eso la gente se burlaba de su comportamiento
y los mismos familiares la consideraban equivocada en su modo de vivir. Alguna
vez le protestó amorosamente a Jesucristo por todo esto, diciéndole:
"Señor, ¿y a dónde te vas cuando me dejas sola en estas terribles
tempestades?". Y oyó que Jesús le decía: "Yo no me he ido lejos.
Estaba en tu espíritu dirigiendo todo para que la barquilla de tu alma no
sucumbiera en medio de la tempestad".
Es difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores
penitencias. No las vamos a describir todas aquí porque muchas de ellas no son
para imitar. Pero sí tenemos que decir que lo primero que se propuso mortificar
fue su orgullo, su amor propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y
conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo
que dijo Jesús: "quien se humilla será enaltecido”. Una segunda penitencia
de Rosa de lima fue la de los alimentos. Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia
de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de
debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de
ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el
crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir
aguantando su sed, por amor a Dios.
Dormía
sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a
llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al
crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel
que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un
lecho más cómodo.
Distintas enfermedades la atacaron por mucho tiempo. Cuando algunas personas la
criticaban por sus demasiadas penitencias, les respondía: "Si ustedes
supieran lo hermosa que es un alma sin pecado, estarían dispuestos a sufrir
cualquier martirio con tal de mantener el alma en gracia de Dios". Y ella
sí que los sufrió. En sus últimos meses exclamaba: "Nunca pensé que una
persona tuviera que sufrir tanto, tanto como lo que yo estoy sufriendo. Pero
Jesucristo me concede valor para soportarlo todo. “Los últimos años vivía
continuamente en un ambiente de oración mística, con la mente casi ya más en el
cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y penitencias conseguían
numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos religiosos y
sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general de que esta
muchacha era una verdadera santa.
Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto,
demuestra su gran alegría y explica el porqué de este comportamiento: "Es
que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi
redentor Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después
de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para
siempre junto al amadísimo Salvador. Tenía 31 años.
Y a esta muchacha pobre y sin estudios le hicieron un funeral poco común en la
ciudad de Lima. La primera cuadra llevaron su ataúd los monseñores de la
catedral, como lo hacían cuando moría un arzobispo. La segunda cuadra lo
llevaron los senadores (u oidores), como lo hacían cuando moría un virrey y la
tercera cuadra lo llevaron los religiosos de las Comunidades, para demostrarle
su gran veneración. El entierro hubo que dejarlo para más tarde porque inmensas
multitudes querían visitar su cadáver y filas interminables de fieles pasaban
con devota veneración frente a él. Después la sepultaron en una de las paredes
del templo. Los milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la
intercesión de Rosa, y el Sumo Pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona
de América Latina.
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