Una de las advocaciones más veneradas de la Santísima Virgen, como Abogada, Auxiliadora y Mediadora ante Cristo Nuestro Señor, es la de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores, cuya fiesta se celebra el 4 de julio en México y en Italia. Un 4 de julio de 1719 fue coronada con ese nombre. En efecto, el Papa Clemente XI, Sumo Pontífice fue quien le concedió la coronación pontificia bajo ese título: Nuestra Señora del Refugio de Pecadores.
La Imagen de Nuestra Señora del Refugio, tal como la conocemos y veneramos, fue una copia especial que el Beato Antonio Baldinucci, misionero apostólico jesuita, mandó hacer tomada del original de la también célebre imagen, de Nuestra Señora de la Encina. El Beato Antonio Baldinucci, en su celo por la conversión de los pecadores, quiso llevar consigo a Nuestra Señora del Refugio y así la llamaba a través de sus correrías misioneras. Hoy, esa primera copia de Nuestra Señora Refugio de Pecadores, se conserva y venera en la ciudad de Frascati, al Sureste de Roma, camino a Nápoles, cuyo santuario es muy reconocido como centro de peregrinaciones.
En ese mismo siglo XVIII, allá por el año 1750, los misioneros jesuitas de la Compañía de Jesús, a ejemplo del Beato Antonio Baldinucci, trajeron varias copias de esa imagen y la dieron a conocer en las misiones que predicaban y en los propios templos a su cuidado. El hecho es que muchos niños y niñas mexicanos, llevan por nombre bautismal el de José o María del Refugio
Desde los inicios de la devoción propalada por el Beato Antonio Baldinucci, se hablaba ya del rasgo peculiar que distinguía a Nuestra Señora en la advocación «del Refugio», por la que por su intercesión y mediación ante el Único Mediador, Jesucristo Nuestro Señor, se constituía en seguro refugio de nuestro peregrinar en este mundo, con todos sus peligros, angustias y luchas. Así se le conoció desde el inicio. Y, además, muy especialmente, como refugio para alcanzar la gracia de la conversión de los pecadores, muchos de ellos empedernidos, que buscaron su arrepentimiento y refugio en Nuestra Señora durante el proceso de su conversión. Tal devoción ha despertado siempre gran fervor en sus santuarios, donde se consignan milagros y conversiones espirituales significativas.
Su Santidad San Juan Pablo II dijo de ella en una homilía: «Ella, despierta en nosotros la esperanza de la enmienda y de la perseverancia en el bien. Ella nos permite superar las múltiples estructuras de pecado en las que está envuelta nuestra vida personal, familiar y social»; con esta exhortación Papal se corrobora y fortalece la devoción a Nuestra Señora Refugio de Pecadores, que la Iglesia conmemora el 4 de julio de cada año.
Oración
Oh dulce Virgen del Refugio, Madre de Jesús y amada madre mía, concédeme, oh Reina del Cielo, que nunca se aparten de mi corazón el temor y el amor de tu Hijo Santísimo; que por tantos beneficios recibidos y por recibir, no por mis méritos, sino por la largueza de su piedad, no cese de alabarte con humildes acciones de gracias; que a las innumerables culpas cometidas suceda una leal y sincera confesión y un firme y doloroso arrepentimiento y finalmente, que logre merecer su gracia y su misericordia, sobre todo en esta gran necesidad que ahora me causa aflicción e intranquilidad: (pedir lo que se desea conseguir).
Suplico también, ¡oh puerta del cielo y abogada de pecadores!, no consientas que jamás se aleje y desvíe este siervo tuyo de la fe, pero particularmente que, en la hora postrera, me mantenga con ella abrazado; si el enemigo esforzare sus astucias, no me abandone tu misericordia y tu gran piedad. Por la confianza que tengo en ti puesta, alcánzame de tu Santísimo Hijo el perdón de todos mis pecados y que viva y muera gustando las delicias de tu santo amor. Amén.
Rezar la Salve,
“Bendita sea tu Pureza” y tres Avemarías.
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